Sunday, November 27, 2011

La importancia de la heráldica en las hermandades

Bajo el título de esta entrada me solicita la Agrupación Arciprestal de Cofradías de Baeza (Jaén) un pequeño artículo para su revista de la próxima semana santa (2012). En él voy a exponer mis opiniones sobre el tema; opiniones que iré anticipando en entradas consecutivas de este blog con enlaces e imágenes que no serán posibles en la futura versión impresa.


La heráldica cofradiera es un tema al que ya he dedicado alguna atención en otras dos ocasiones. La primera fue también en la revista de la Agrupación Arciprestal de Cofradías de Baeza (1997) con un artículo escrito en colaboración con Damián Cruz Martínez: “Heráldica de las cofradías baezanas de semana santa (apuntes para su estudio y veracidad)”

La idea para aquel artículo surgió de la contemplación de los emblemas realizados para representar a las hermandades pasionistas baezanas en la monumental monografía que ese mismo año dedicaron a su historia Rafael Rodríguez-Moñino Soriano et alii.

Algo más tarde, el mismo artículo fue amablemente extractado por el Dr. Andrés Nicás Moreno para su Heráldica y emblemas de las cofradías de la semana santa giennense (Granada; Lozano Impresores, S.L.L. Grupo Editorial Universitario; 2001).

En Baeza, aquel primer artículo nuestro dio lugar, siquiera de manera indirecta, a la confección al año siguiente del conjunto de reposteros heráldicos con los que desde entonces adorna su carrera oficial la Agrupación A. de Cofradías. Los mismos fueron muy acertadamente ejecutados por el artista Andrés Murillo, y en el caso de alguna de nuestras hermandades su correspondiente repostero supuso la primera realización de un emblema corporativo, cuyo diseño sin embargo no siempre respondió al mejor criterio del mencionado pintor.

Cabe también apuntar al “haber” de aquel artículo la inclusión en el escudo oficial de la hermandad de La Columna, del cuervo y el tridente que se sugerían en el mismo como muebles heráldicos que representaran a la parroquia de San Vicente.


También a raíz de aquel primer artículo realicé, y me fue amablemente aprobado por la corporación (1999) el diseño del actual emblema de la hermandad de La Santa Vera Cruz.



Véase el artículo explicativo de la versión finalmente adoptada:



Y aquí el primer artículo que, ya en 1997, había publicado en la misma revista proponiendo la adopción oficial de un emblema corporativo: http://issuu.com/vera_cruz_baeza/docs/bolet_n_vera-cruz_1997?

Monday, March 15, 2010

Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén (Roma)

Se trata de la Basilica Sanctae Crucis in Hierusalem de Roma, una de las siete iglesias que conforman la peregrinación a la ciudad eterna. Según la tradición fue consagrada hacia el 325 como santuario de las reliquias de la Pasión que vimos Santa Elena había traído de Tierra Santa. Fue construida en torno a una sala del propio palacio de Elena (palacio Sessoriano, de donde basílica Heleniana o Sessoriana) que la santa había transformado previamente en capilla hacia el 320.

El curioso título de "en Jerusalén" (estando como está en Roma) le viene de haber sido construida sobre tierra traída expresamente de aquella ciudad. Y es que Santa Elena al volver a Roma había traído en un barco tierra extraída del monte Calvario cuando se realizó allí la construcción de la iglesia del Santo Sepulcro.



Las reliquias principales allí conservadas son:

Una parte del titulus (INRI) de la cruz de Cristo (descubierto en la propia iglesia en 1492).


Dos espinas de la santa corona

Un clavo incompleto de la cruz

Tres trozos de madera de la Santa Cruz (el trozo mayor fue transferido a la basílica de San Pedro por instrucción de Urbano VIII, 1629).

Llegados a este punto estamos en disposición de dar el salto de Roma a Sevilla para entender la heráldica de la hermandad de pasión más antigua conocida.

Thursday, March 11, 2010

Iglesia del Santo Sepulcro o Basílica de la Resurrección (Jerusalén)

Basílica en la que se origina la orden del Sto Sepulcro y desde la que se expande el icono de la cruz quíntuple. Se convirtió en importante lugar de peregrinación a partir del s. IV cuando el emperador Constantino ordenó (325 ó 326) construir una iglesia en el lugar mismo donde Cristo fue crucificado y enterrado. Santa Elena (su madre) dirige la construcción de un único santuario que engloba tanto el lugar de la crucifixión (Gólgota) como la gruta en la que fue depositado el cuerpo de Cristo después de morir (Santo Sepulcro). Por deducción es allí donde habría tenido lugar la Resurrección (Anastasis en griego).

En esta basílica se veneraba originalemente la Santa Cruz descubierta por Santa Elena. San Ambrosio de Milán en 395 y San Juan Crisóstomo (en la misma época) precisan que Elena habría descubierto las cruces de Cristo y los ladrones en una antigua cisterna o piscina, y que habría reconocido la de Cristo gracias a su inscripción (titulus en latín): "Iesus Nazarenus, Rex Iudeorum" (Jesús nazareno, rey de los judíos).

El historiador Rufino de Aquilea (s. VI) escribe que la santa cruz fue partida en tres trozos:
  1. uno quedó en la basílica de la Resurrección en Jerusalén, de donde desaparece tras la victoria de Saladino en la batalla de Hattin, 1187
  2. otro fue llevado a Constantinopla, pero adquirido por San Luis IX rey de Francia en 1241 permaneció desde entonces en la Sainte Chapelle de París hasta su desaparición durante la Revolución Francesa en 1794
  3. el tercero aún se venera en Roma adonde lo llevó Santa Elena en su vuelta a la capital del Imperio (poco antes de morir lo habría depositado en su palacio).
En otra entrada conoceremos el lugar donde se sigue venerando la reliquia mayor de la Santa Cruz. Por el momento baste poner de manifiesto como el icono de la cruz quíntuple al representar la muerte redentora de Cristo y haber surgido en Tierra Santa (donde tuvo lugar la Pasión y donde en principio se veneraban las reliquias de la misma) queda fuertemente únido a la idea de la peregrinación y la veneración de las reliquias.

Wednesday, March 10, 2010

LA ORDEN DEL SANTO SEPULCRO

Siguiendo con la definición del primer icono heráldico pasionista nos encontramos con la orden del Sto Sepulcro cuyas armas reproducimos a continuación:


Como puede observarse, se trata del mismo icono que vimos representando al Reino Latino de Jerusalén (lo que de por sí ya muestra la estrecha relación de la orden con el mismo) pero convenientemente brisado (alterado) para mostrar que representa a una institución distinta: mantiene el mismo campo de plata que vimos en el escudo del reino pero cambiando el oro de los muebles (en este caso las cruces) por los gules (esmalte rojo) haciendo así aún más evidente la realidad que quieren simbolizar:

« ... en honor de la pasión de Cristo, por respeto hacia el Soberano pontífice y por obediencia hacia el Vicario de Cristo y los obispos, hemos adoptado las santas cruces en honor de las cinco llagas de Nuestro Señor Jesucristo para distinguirnos entre los infieles. Además, hemos decidido fundar la orden del Santo Sepulcro de nuestra ciudad de Jerusalén, en honor a la Resurrección y hemos querido que las dichas cruces rojas, en honor de las llagas infligidas a Cristo, sean llevadas por los Caballeros de la dicha Orden... » [Artículo 4 de los primeros estatutos asignados a la orden, 1099]

La orden tiene por fundadores míticos a Santiago el Mayor (considerado primer obispo de Jerusalén y fundador de una guardia de honor para el Sto Sepulcro), Sta Elena (asociada por la tradición a la construcción de la basilica constantiniana del Sto Sepulcro) y Carlomagno (peregrino a Jerusalén).

De hecho, parece más bien fundada por Godofredo de Bouillon, que organiza un capítulo de canónigos para encargarse del culto en la basílica del Sto Sepulcro. Una comunidad de hombres y mujeres (comparable a una orden tercera) vivía en torno a la basílica y asistía a los cultos, a esta comunidad se unen caballeros cruzados retirados a una vida de oración. De entre ellos sale el primer maestre de la orden, Hugue de Payns, en 1129.

Monday, March 1, 2010

El reino latino de Jerusalén


Si vamos a empezar por el principio de la heráldica cofrade creo que debemos remontarnos al Regnum Hierosolimitanum o reino latino de Jerusalén con cuyo escudo hemos abierto la presente entrada.



El reino de Jerusalén quedó establecido con la conquista de dicha ciudad durante la primera cruzada (1099) y perduró hasta la conquista turca de Acre (1291). Godofredo de Bouillón, duque de Lorena, fue elegido su primer rey. No obstante, rehusó el título alegando que un hombre no debía llevar una corona donde Cristo había llevado la corona de espinas; y en su lugar, eligió el título de Advocatus Sancti Sepulchri (Defensor del Santo Sepulcro). Aquí lo vemos representado vistiendo el tabardo heráldico con las armas del reino.




El blasonamiento (descripción) de este escudo sería: de plata a la cruz potenzada de oro cantonada de cuatro cruces de lo mismo.


Es uno de los escudos más antiguos conocidos y parece contener a propósito uno de los errores más denostados por la heráldica: disponer un mueble (figura) de metal sobre un campo (fondo) también de metal.


Este "error" o mejor aquí excepción, es universalmente aceptada como símbolo de la supremacía y muy especial valor espiritual del reino que representa.


Tanto el número de las cruces como su disposición sobre el campo hacen clara referencia a lo que persiguen representar: las cinco llagas de Cristo como signos privilegiados de su Pasión redentora; y podría ser pues, el primer intento de representar la Pasión en un icono heráldicamente aceptable.


En principio haría exclusiva referencia al reino de Jerusalén, pero como veremos en una entrada posterior, convenientemente brisado (alterado) pasó a representar a un instituto religioso (Orden del Sto Sepulcro) y de ahí a entrar en nuestro mundo cofrade: claramente (aunque éste parece un uso más bien moderno) en las corporaciones que tienen por título la Entrada en Jerusalén; sin embargo, aparece ya usado desde antiguo por probablemente la decana de las corporaciones penitenciales.

Saturday, February 27, 2010

Por el principio

La heráldica es, o se ha hecho, casi consustancial a las corporaciones de penitencia. Nadie imagina una cofradía que en su cortejo no despliegue al menos una heráldica corporativa, cuando no distintos emblemas o iconos de advocaciones menores e incluso de secciones o grupos específicos dentro de la corporación. Mención aparte merecen los símbolos que, usados para representar advocaciones de titulares o devociones propias, encontramos en pasos, estandartes de todo tipo y hasta a modo de armas menores sobre los hábitos de los nazarenos.

Todo un mundo de símbolos para contar la historia, la identidad devocional y al fin y al cabo la fe de una micro Iglesia que no es sino parte (muy específica, pero parte) de la Iglesia universal.

A este tema llevo dedicándome mucho tiempo, casi desde que tengo uso de razón, cuando sin tener consciencia de ello ya andaba a vueltas con los escudos de las corporaciones que conocía. En este tiempo he aprendido mucho aunque aún ignoro mucho más, de modo que con este blog quiero ir exponiendo lo que sé y preguntándome en voz alta lo que no sé; quiero comentar lo que creo acertado y quiero hacer reflexionar sobre lo que no lo es tanto. Porque en el mundo de las hermandades de penitencia, donde todos damos por sentada la existencia de la heráldica, pocos nos preguntamos si los escudos que existen (y los que no paran de crearse) son las mejores opciones de acuerdo con la realidad que aspiran a representar, o incluso si no traicionan su mensaje faltos de verdadera conexión entre lo que dicen y lo que su creador o creadores pensaron que querían decir.

Me temo que abusos de los símbolos -más bien inconscientes- y completos errores -casi siempre ignorados por sus propios creadores- abundan en exceso en nuestro mundo cofrade. En mi opinión, conocer los errores y subsanarlos es no una, sino muchas veces la mejor manera de aprender aquello que verdaderamente necesitábamos saber. Y crear símbolos que verdaderamente nos representan con propiedad y belleza es no sólo un placer estético, sino un servicio que nos hacemos, al reconocernos en nuestra verdad, y que le hacemos a un mundo ante el que, de este modo, nos presentamos realmente tal y como somos... Logros ambos que no son poca cosa.

Invito a todos los que compartan esta afición a enviar aquí el material que consideren oportuno, de modo que entre todos vayamos aprendiendo de lo mucho bueno que ya hay y, cómo no, también de lo que haya desacertado en este mundo cofrade nuestro. Empecemos pues por el principio...